La ciudad de las historias buenas
- Mariana Orta
- 10 feb 2019
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 23 mar 2022
Lo que más amo de Caracas no es ni su verde imponente, ni su Avila determinante, ni sus matices multicolores.
Lo que más amo de Caracas son sus historias. Historias construidas a partir de memorias de ancianitos que relatan como un poema aprendido esas noches en Sabana Grande, en El Calvario y en el Centro.
Historias que se cuentan con carcajadas, con lágrimas de nostalgia y, solo a veces, con un poco de tristeza.
Historias que hablan de amor y desamor, de largas caminatas nocturnas y de conversaciones profundas acompañadas del silbido de los grillitos en la noche.
Esas historias que, contadas en pasado, se reconstruyen en la mente de manera en que es casi imposible no pensar en amores que ocurrieron a partir de un bolero, o de un buen trago de ron.
Lo que más amo de Caracas son sus historias, que se mantienen vivas mientras el Avila siga palpitando a punta de grillitos, de ancianitos, boleros, ron y salsa.
Historias que se mantienen vivas mientras vivas mantengamos nuestras ganas de construir más historias, buenas, por supuesto, de aquella Caracas que palpita a punta de arepa por la mañana y un guayoyito a cualquier hora del día.
Y así, algún día,

Comments